El tema puede parecer escabroso e incómodo, pero, por
desgracia, hoy ningún niño o niña está a salvo de sufrir una agresión sexual,
ya sea en el jardín de niños, en la iglesia, en el colegio y en el contexto
familiar. Y cada vez son más los casos que se denuncian, tanto en redes
sociales, como en las fiscalías especializadas de delitos sexuales.
Padres de familia; maestros y todos los involucrados en la atención y cuido de menores de 10 años, deben ser responsables de: primero de proporcionarles una educación sexual temprana, que implique autocuidados e informarles de la posibilidad de una agresión sexual y en tal caso, ¿cómo actuar o proceder para defenderse?
Lo anterior es para: detectar o evitar que algún miembro de la familia, ya sea: hermano/a, primo/a, tio/a, padrino o madrina. Etc., atente contra la integridad física de un pequeño, menor de 10 años; como el más reciente caso que a continuación expongo:
ASI dentro de la familia:
ASI, en la iglesia y otros recintos de congregación espiritual:
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